domingo, 21 de febrero de 2010
La voluntad (Extracto de la cruz de San andres)
//LA VOLUNTAD AYUDA MUCHO , esa es cosa bien sabida , aunque la voluntad jamás pueda suplir a la razón , la voluntad manda pero no discierne , la voluntad no sirve más que para decidir , sólo con voluntad no se dominan mundos , ni se derrota a la muerte , ni se desbanca el casino de Montecarlos , sólo con voluntad no se consiguen sino logros muy modestos , ganarse el pan , encauzar la fama , bailar el tango con una mediana mestría , cada cual se defiende como se lo permite su voluntad y como puede de sus cotidianos y mansísimos o domésticos sacrilegios , ninguno del todo bien ensayado . A los hombre y a las mujeres , a los caballos y a las yeguas , a los carneros y a las ovejas no les gusta la muerte , pero se sienten atraídos por la muerte , eso pasa también con los abismos de la tierra y los acantilados de la mar , nosotros lloramos a los muertos , pero los muertos ni nos lloran nise ríen de nosotros ni de nuestras tribulacion , la muerte acarrea insensibilidad e inercia , cuando alguiem se muere siempre alguiem se alegra , es el cruel axioma de los vasos comunicantes de la sangre , no se puede amenazar de muerte a quien no teme a la muerte //
sábado, 20 de febrero de 2010
Mi breve entendimiento de la pintura
"Un dia algunos pelos de mi pincel se soltaron
y quedaron pegados en el
lienzo . Entonces
dibuje un nido de pajaro"
Picasso (1881-1973)
y quedaron pegados en el
lienzo . Entonces
dibuje un nido de pajaro"
Picasso (1881-1973)
domingo, 7 de febrero de 2010
La cruz de San Andres - Camilo José Cela
//La vida no tiene argumento porque tampoco tiene costumbre , la vida suele ser siempre desacostumbrada y monotona , la logica del argumento discurre por camino distinto a su reciedumbre o a su debilidad //
//Yo no soy sino una mujer amarga , lo sé bien y me duele no poco reconocerlo y declararlo ante quien quiera oirme , yo soy una mujer decepcionada y sin conformidad , una mujer que se refugia en el amor de un perro , a mi me gustan todos los machos , de esto no quiero ni hablar porque estoy horra de sentimientos pero no de aprensiones ni remordimientos de conciencia , que Dios me ayude , para mi se hundieron ya para siempre los luminosos deseos de lograr el control de la mente , el entendimiento de los beneficios de la humildad para gobernar la respiracion del aire y acceder a la paz por la relajacion , nose lo que digo , que Dios me perdone , siempre tuve el estomago y los bronquios delicados , yo adivino que debe ser muy duro sacrificar un hijo propio de tu carne por obediencia , la obediencia deberia ser pecado , pero Abraham se disponia a hacerlo cuando le salvo la fé //
//-¿Tú crees que se puede morir sin fe bastante?
-No , si creyeses en la vida con pasion , si te agarrases a la vida como una lapa , serias inmortal , pero al primer desmayo te moririas entre las carcajadas de los tuyos , todos sentados en el suelo , todos vestidos de limpio y todos borrachos //
//Matty , el dia de suy boda , estaba más fea que nunca , a Betty Boop le había pasado lo mismo , se conoce que las bodas les desbarataba las conciencias , ¡cualquiera sabe!, les desnivela las tres potencias del alma , la memoria para masturbarse en la mas sordidas cocinas , el entendimiento para ni intentar siquiera explicar nada a nadie y la voluntad para salir huyendo sin volver la cabeza //
//El ajusticiado no siempre tiene la dignidad del cerdo , que muere blasfemando , rugiendo , aborreciendo y odiando , jamas las víboras verdes de Kinikdeliberi odiaron con más reverente maestría , el cerdo no perdona jamás al matarife al que , si pudiera , degollaría con el mismo cuchillo de hoja ancha con el que se le desangra parsimoniosamente , también con mucha crueldad e inquina , hasta la muerte , hay condenados a morir en el patíbulo , en el tajo , en la horca , en la guillotina , en el garrote , en la silla eléctrica , que sonríen al verdugo , que se esfuerzan por caerles inútilmente simpáticos.//
//"No temáis a los placeres porque tampoco la imbecilidad os ha de redimir de nada"//
//Yo soy una mujer desmoralizada y con muy poca resignación a quien gustan todos los machos , pero no lo puedo decir en voz alta , declaro que soy rica en aprensiones y pobrisima en sentimientos , yo ya no puedo hacer más cosa que dejarme llevar por la vida hasta la muerte , nadie se regodea jamás bastante en el encanto de las estaciones intermedias , ya no deseo gobernar mi cabeza ni sonreir al déspota que nos perdona la vida cada mañana , sólo me queda agradecer la caridad y dejarme comer por el vergonzoso insecto de la murmuracion , de la adiestrada e inclmente murmuración , yo hago oidos sordos al rumor de la mar , ese eco difuso que me acompañará hasta después de muerta//
//Yo no soy sino una mujer amarga , lo sé bien y me duele no poco reconocerlo y declararlo ante quien quiera oirme , yo soy una mujer decepcionada y sin conformidad , una mujer que se refugia en el amor de un perro , a mi me gustan todos los machos , de esto no quiero ni hablar porque estoy horra de sentimientos pero no de aprensiones ni remordimientos de conciencia , que Dios me ayude , para mi se hundieron ya para siempre los luminosos deseos de lograr el control de la mente , el entendimiento de los beneficios de la humildad para gobernar la respiracion del aire y acceder a la paz por la relajacion , nose lo que digo , que Dios me perdone , siempre tuve el estomago y los bronquios delicados , yo adivino que debe ser muy duro sacrificar un hijo propio de tu carne por obediencia , la obediencia deberia ser pecado , pero Abraham se disponia a hacerlo cuando le salvo la fé //
//-¿Tú crees que se puede morir sin fe bastante?
-No , si creyeses en la vida con pasion , si te agarrases a la vida como una lapa , serias inmortal , pero al primer desmayo te moririas entre las carcajadas de los tuyos , todos sentados en el suelo , todos vestidos de limpio y todos borrachos //
//Matty , el dia de suy boda , estaba más fea que nunca , a Betty Boop le había pasado lo mismo , se conoce que las bodas les desbarataba las conciencias , ¡cualquiera sabe!, les desnivela las tres potencias del alma , la memoria para masturbarse en la mas sordidas cocinas , el entendimiento para ni intentar siquiera explicar nada a nadie y la voluntad para salir huyendo sin volver la cabeza //
//El ajusticiado no siempre tiene la dignidad del cerdo , que muere blasfemando , rugiendo , aborreciendo y odiando , jamas las víboras verdes de Kinikdeliberi odiaron con más reverente maestría , el cerdo no perdona jamás al matarife al que , si pudiera , degollaría con el mismo cuchillo de hoja ancha con el que se le desangra parsimoniosamente , también con mucha crueldad e inquina , hasta la muerte , hay condenados a morir en el patíbulo , en el tajo , en la horca , en la guillotina , en el garrote , en la silla eléctrica , que sonríen al verdugo , que se esfuerzan por caerles inútilmente simpáticos.//
//"No temáis a los placeres porque tampoco la imbecilidad os ha de redimir de nada"//
//Yo soy una mujer desmoralizada y con muy poca resignación a quien gustan todos los machos , pero no lo puedo decir en voz alta , declaro que soy rica en aprensiones y pobrisima en sentimientos , yo ya no puedo hacer más cosa que dejarme llevar por la vida hasta la muerte , nadie se regodea jamás bastante en el encanto de las estaciones intermedias , ya no deseo gobernar mi cabeza ni sonreir al déspota que nos perdona la vida cada mañana , sólo me queda agradecer la caridad y dejarme comer por el vergonzoso insecto de la murmuracion , de la adiestrada e inclmente murmuración , yo hago oidos sordos al rumor de la mar , ese eco difuso que me acompañará hasta después de muerta//
viernes, 5 de febrero de 2010
La tabaquería – Fernando Pessoa
No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
A parte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
del cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe quién es
(y de saberse, ¿qué sabrían?),
dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
a una calle inaccesible a todos los pensamientos,
real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres,
con la muerte manchando de humedad las paredes y blanqueando
los cabellos a los hombres,
con el Destino que guía el carro de todo por el camino de nada.
Estoy hoy vencido, como si supiese la verdad.
Estoy hoy lúcido, como si estuviese a punto de morir,
y no tuviese más hermandad con las cosas
que la de una despedida, tornándose esta casa y este lado de la calle
en el convoy de un tren, y el silbido de su partida
desde dentro de mi cabeza,
sacudidos mis nervios y chirriantes mis huesos al arrancar.
Hoy estoy perplejo, como quien pensó y halló y olvidó.
Hoy estoy dividido entre la lealtad que debo
a la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Fracasé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuese nada.
Con el aprendizaje que me dieron,
me descolgué por la ventana trasera de la casa.
Fui al campo con grandes propósitos.
pero allí sólo encontré yerbas y árboles,
y si había gente era igual a la otra.
Abandono la ventana, me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?
¿Qué sé yo lo que seré, yo, que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tanta cosa!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no podrán serla
tantos!
¿Genio? En este momento
cien mil cerebros se conciben en sueños genios como yo,
y la historia no señalará, ¿quién sabe? ni a uno,
ni quedará sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay tantos locos descerebrados con tantas
certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?
No, ni en mí...
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
no están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas
—sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas—,
y quién sabe si realizables,
nunca verán la luz del sol real ni llegarán a oídos de nadie?
El mundo es de quien nace para conquistarlo
y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que cuanto Napoleón hizo.
He abrazado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo.
Hice filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
aunque no viva en ella;
seré siempre el que no nació para eso;
seré siempre tan sólo el que tenía cualidades;
seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una
pared sin puerta
y cantó la cantiga del Infinito en un gallinero,
y escuchó la voz de Dios en un pozo cerrado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derrámeme la Naturaleza sobre la cabeza ardiente
su sol, su lluvia, el viento que me despeina el cabello,
y lo demás que venga si viene o tuviera que venir, o no venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
pero nos despertamos y él es opaco,
nos levantamos y él es ajeno,
salimos de la casa y él es la tierra entera,
más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(Come chocolatinas, pequeña;
¡Come chocolatinas!
Mira que no hay más metafísica en el mundo que la de las
[chocolatinas.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, pequeña sucia, come!
¡Si pudiese yo comer chocolatinas con la misma verdad con que tú
las comes!
estaño,
arrojo todo al suelo, como arrojé la vida.)
Pero al menos queda de la amargura de lo que nunca seré
la caligrafía rápida de estos versos,
pórtico quebrado hacia lo Imposible.
Mas al menos dedico a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
noble al menos por el gesto de largueza con que arrojo
la ropa sucia que soy, sin motivo, para el discurrir de las cosas,
y me quedo en casa sin camisa.
(Tú que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
o diosa griega, concebida como estatua con vida,
o patricia romana, de improbable nobleza y nefasta,
o princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
o marquesa del siglo dieciocho, escotada y distante,
o cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
o no sé qué moderno —no concibo bien qué—,
todo eso, sea lo que sea, que seas, si puede inspirar ¡qué inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus me invoco
a mí mismo y nada encuentro.
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan
veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
veo los perros que también existen,
y todo esto me pesa como una condena al destierro,
Y todo esto me es ajeno, como todo.)
Viví, estudié, amé y hasta creí,
y hoy no hay mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
A cada uno miro los andrajos y las llagas y la mentira,
y pienso: tal vez nunca vivieses ni estudiases ni amases ni creyeses
(porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada
de eso);
tal vez hayas existido apenas, como una lagartija a quien cortan
el rabo
y es sólo un rabo retorciéndose más acá de la lagartija.
Hice de mí lo que no supe,
y lo que pude hacer de mí no lo hice.
El disfraz que vestí era equivocado.
Me tomaron enseguida por quien no era, y no lo desmentí,
y me perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
estaba pegada a la cara.
Cuando la arrojé y me vi en el espejo, ya había envejecido.
Estaba borracho, y no sabía vestir el disfraz que no me había
quitado.
Arrojé la mascara y dormí en el vestuario
como un perro tolerado por la gerencia
por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
quién pudiera encontrarte como cosa que yo hice,
y no quedarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente,
pisoteando la conciencia de estar existiendo,
como una alfombra en la que un borracho tropieza
o el capacho que los gitanos robaron y no valía nada.
Pero el Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta y se quedó
en la puerta.
Lo miro con la incomodidad de la cabeza vuelta
y con la incomodidad del alma que mal entiende.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
Un día morirá el letrero también y mis versos también.
Después morirá la calle donde estuvo el letrero,
y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto sucedió.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como gente
continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo
de cosas como letreros.
Siempre una cosa frente a la otra,
siempre una cosa tan inútil como la otra,
siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del misterio
de la superficie,
siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni otra.
Pero un hombre entró en la Tabaquería (¿para comprar tabaco?),
y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Me incorporo a medias enérgico, convencido, humano,
y voy a intentar escribir estos versos en los que digo lo contrario.
Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como una ruta propia,
y gozo, en un momento sensitivo y adecuado,
la liberación de todas las especulaciones
y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de estar
mal dispuesto.
Después me reclino en la silla
y sigo fumando.
Hasta que el Destino me lo permita continuaré fumando
(Si me casase con la hija de mi lavandera
tal vez fuese feliz.)
Visto esto, me levanto de la silla. Me acerco a la ventana.
El hombre salió de la Tabaquería (¿guarda el cambio en el bolsillo
del pantalón?).
Ah, lo conozco: es el Esteves sin metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería asoma a la puerta.)
Como por instinto divino, el Esteves se volvió y me vio.
Hizo una señal de adiós, le grité ¡Adiós, Esteves!, y el universo
se reconstruye en mí sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la
Tabaquería sonríe.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
A parte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
del cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe quién es
(y de saberse, ¿qué sabrían?),
dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
a una calle inaccesible a todos los pensamientos,
real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres,
con la muerte manchando de humedad las paredes y blanqueando
los cabellos a los hombres,
con el Destino que guía el carro de todo por el camino de nada.
Estoy hoy vencido, como si supiese la verdad.
Estoy hoy lúcido, como si estuviese a punto de morir,
y no tuviese más hermandad con las cosas
que la de una despedida, tornándose esta casa y este lado de la calle
en el convoy de un tren, y el silbido de su partida
desde dentro de mi cabeza,
sacudidos mis nervios y chirriantes mis huesos al arrancar.
Hoy estoy perplejo, como quien pensó y halló y olvidó.
Hoy estoy dividido entre la lealtad que debo
a la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Fracasé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuese nada.
Con el aprendizaje que me dieron,
me descolgué por la ventana trasera de la casa.
Fui al campo con grandes propósitos.
pero allí sólo encontré yerbas y árboles,
y si había gente era igual a la otra.
Abandono la ventana, me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?
¿Qué sé yo lo que seré, yo, que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tanta cosa!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no podrán serla
tantos!
¿Genio? En este momento
cien mil cerebros se conciben en sueños genios como yo,
y la historia no señalará, ¿quién sabe? ni a uno,
ni quedará sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay tantos locos descerebrados con tantas
certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?
No, ni en mí...
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
no están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas
—sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas—,
y quién sabe si realizables,
nunca verán la luz del sol real ni llegarán a oídos de nadie?
El mundo es de quien nace para conquistarlo
y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que cuanto Napoleón hizo.
He abrazado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo.
Hice filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
aunque no viva en ella;
seré siempre el que no nació para eso;
seré siempre tan sólo el que tenía cualidades;
seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una
pared sin puerta
y cantó la cantiga del Infinito en un gallinero,
y escuchó la voz de Dios en un pozo cerrado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derrámeme la Naturaleza sobre la cabeza ardiente
su sol, su lluvia, el viento que me despeina el cabello,
y lo demás que venga si viene o tuviera que venir, o no venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
pero nos despertamos y él es opaco,
nos levantamos y él es ajeno,
salimos de la casa y él es la tierra entera,
más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(Come chocolatinas, pequeña;
¡Come chocolatinas!
Mira que no hay más metafísica en el mundo que la de las
[chocolatinas.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, pequeña sucia, come!
¡Si pudiese yo comer chocolatinas con la misma verdad con que tú
las comes!
estaño,
arrojo todo al suelo, como arrojé la vida.)
Pero al menos queda de la amargura de lo que nunca seré
la caligrafía rápida de estos versos,
pórtico quebrado hacia lo Imposible.
Mas al menos dedico a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
noble al menos por el gesto de largueza con que arrojo
la ropa sucia que soy, sin motivo, para el discurrir de las cosas,
y me quedo en casa sin camisa.
(Tú que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
o diosa griega, concebida como estatua con vida,
o patricia romana, de improbable nobleza y nefasta,
o princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
o marquesa del siglo dieciocho, escotada y distante,
o cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
o no sé qué moderno —no concibo bien qué—,
todo eso, sea lo que sea, que seas, si puede inspirar ¡qué inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus me invoco
a mí mismo y nada encuentro.
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan
veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
veo los perros que también existen,
y todo esto me pesa como una condena al destierro,
Y todo esto me es ajeno, como todo.)
Viví, estudié, amé y hasta creí,
y hoy no hay mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
A cada uno miro los andrajos y las llagas y la mentira,
y pienso: tal vez nunca vivieses ni estudiases ni amases ni creyeses
(porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada
de eso);
tal vez hayas existido apenas, como una lagartija a quien cortan
el rabo
y es sólo un rabo retorciéndose más acá de la lagartija.
Hice de mí lo que no supe,
y lo que pude hacer de mí no lo hice.
El disfraz que vestí era equivocado.
Me tomaron enseguida por quien no era, y no lo desmentí,
y me perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
estaba pegada a la cara.
Cuando la arrojé y me vi en el espejo, ya había envejecido.
Estaba borracho, y no sabía vestir el disfraz que no me había
quitado.
Arrojé la mascara y dormí en el vestuario
como un perro tolerado por la gerencia
por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
quién pudiera encontrarte como cosa que yo hice,
y no quedarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente,
pisoteando la conciencia de estar existiendo,
como una alfombra en la que un borracho tropieza
o el capacho que los gitanos robaron y no valía nada.
Pero el Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta y se quedó
en la puerta.
Lo miro con la incomodidad de la cabeza vuelta
y con la incomodidad del alma que mal entiende.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
Un día morirá el letrero también y mis versos también.
Después morirá la calle donde estuvo el letrero,
y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto sucedió.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como gente
continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo
de cosas como letreros.
Siempre una cosa frente a la otra,
siempre una cosa tan inútil como la otra,
siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del misterio
de la superficie,
siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni otra.
Pero un hombre entró en la Tabaquería (¿para comprar tabaco?),
y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Me incorporo a medias enérgico, convencido, humano,
y voy a intentar escribir estos versos en los que digo lo contrario.
Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como una ruta propia,
y gozo, en un momento sensitivo y adecuado,
la liberación de todas las especulaciones
y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de estar
mal dispuesto.
Después me reclino en la silla
y sigo fumando.
Hasta que el Destino me lo permita continuaré fumando
(Si me casase con la hija de mi lavandera
tal vez fuese feliz.)
Visto esto, me levanto de la silla. Me acerco a la ventana.
El hombre salió de la Tabaquería (¿guarda el cambio en el bolsillo
del pantalón?).
Ah, lo conozco: es el Esteves sin metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería asoma a la puerta.)
Como por instinto divino, el Esteves se volvió y me vio.
Hizo una señal de adiós, le grité ¡Adiós, Esteves!, y el universo
se reconstruye en mí sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la
Tabaquería sonríe.
jueves, 4 de febrero de 2010
Burzum - Contemplando a las hijas del firmamento
Me pregunto cómo será el invierno
tras una primavera que nunca veré
me pregunto como será la noche
tras un día que nunca veré
Me pregunto cómo sería la vida
con una luz que nunca veré
me pregunto como sería la vida
con un dolor que dura eternamente
En cada noche hay una negrura diferente
cada noche deseo poder volver
a la época en que cabalgaba
a traves de los bosques de la antiguedad
En cada invierno hay un frio diferente
en cada invierno me siento tan viejo
tan viejo como la noche
tan viejo como el frio de la muerte
Me pregunto cómo sería la vida
tras una muerte que nunca veré
me pregunto por qué la vida ha de ser
una vida que dura eternamente
Me pregunto como sería la vida
tras una muerte que nunca veré
Me pregunto por qué la vida ha de ser
una vida que dura eternamente
Autor : Varg Qisling Larsson Vikernes
tras una primavera que nunca veré
me pregunto como será la noche
tras un día que nunca veré
Me pregunto cómo sería la vida
con una luz que nunca veré
me pregunto como sería la vida
con un dolor que dura eternamente
En cada noche hay una negrura diferente
cada noche deseo poder volver
a la época en que cabalgaba
a traves de los bosques de la antiguedad
En cada invierno hay un frio diferente
en cada invierno me siento tan viejo
tan viejo como la noche
tan viejo como el frio de la muerte
Me pregunto cómo sería la vida
tras una muerte que nunca veré
me pregunto por qué la vida ha de ser
una vida que dura eternamente
Me pregunto como sería la vida
tras una muerte que nunca veré
Me pregunto por qué la vida ha de ser
una vida que dura eternamente
Autor : Varg Qisling Larsson Vikernes
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